Pues que ayer tocan los Twelves en el Pasaje y la fila para entrar era enorme, de hecho cuando salí para contrabandear alcohol el mamón de la entrada andaba diciéndole a unas nenas que apenas querían pasar que no todos iban a entrar ésa noche, que la chingada... Mal por ellos, ya ven por qué hay que llegar dos tres temprano?
Pero bueno, la cita era a las nueve para que obviamente empezara a las once, yo me dejé caer por allá a las diez y había poca banda, así que no hubo pedo en beber unos vodkas afuera para que como a las diez y cuarto nos dejaran entrar a hacer fila, y luego en corto a arriba. Nunca había ido al Pasaje, pero está padre, no te dejan meter chicles por la alfombra ni sentarte en las mesas pero las luces están rifadas y el detalle de sincronizar los candelabros con el espectáculo de luces es algo chido. Además tienen seis, sí, seis bolas disco.
Ya desde entonces había un Dj calentando el ambiente, mientras veía como unos gueyes se confundían en la barra y pretendían pagar 75 varos por un mezcal de 1450, jejeje, ah mis chavos...
y como por ahí de las once Dabid empezó a tocar, la verdad se rifa el chavo, además ésos pasos de baile mamones, oots. Luego fue el turno de Pato Watson, que personalmente me cae mal por mamón y gordo pero que no lo hace mal y anduvo dándole hasta la una, hora en que al fin los Twelves salieron al escenario.
Y qué forma de salir, ellos sí que se la saben, desde que llegaron fue un nonstop en el que a la hora yo ya estaba viendo unos puntitos de colores frente a mí porque si está re cansado andar brincoteando todo el tiempo, pero es algo que no puedes evitar con ellos, ellos dominan: los remixes de the rapture, radiohead, MIA, metric, new young pony club y la estampita de bowie como calavera en la laptop son cosas que te jalan a la de a huevo a bailar entre tanta muchacha linda que igual anda por ahí.
Fue un rolononón tras otro, como deben ser las fiestas. Los Twelves son una graaan opción para salir a bailar. Todo terminó por ahí de las tres de la mañana, cuando se bajaron para tomarse fotos con quien quisiera tomarlas y de nuevo el Dabid se subió para seguir la fiesta. En ése momento las minas argentinas con que venía tuvieron ganas de un ménage à cinq, entonces fue hora de salirme de ahí pero con un gran sabor de boca. Buen pasaje, buenos los Twelves, buena la gente.
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