Ayer fue la fiesta por la inauguración del salón tijuana, en colima 55 en lo que antes (y quizá también ahora) era un billar feo donde alguna vez entré y estaba lleno de metaleros que
bebían jarras de cerveza mientras intentaban meter las bolas.
Pero al parecer ésos tiempos han pasado y ahora el lugar está medio convertido en un club que es como una bodega grande ligeramente debajo del nivel de la calle con decoración nula y unas cuantas mesas altas a los lados y sillones junto al escenario que es más bien pequeño y al fondo del lugar.
Ayer tocó Pato Watson quien para ser sinceros no se rifó para nada, las rolas a pesar de ser conocidas tenían un trato de su mano que las hacía inbailables y no es que nos encante mover el bote, pero cuando una chica lo desea es algo que debe hacerse. Por la inauguración hubo barra libre y aunque la atención de Santiago, capitán de meseros y de los meseros mismos era bastante buena al principio, ya después parece que no soportaron la presión de tanta banda clamando por alcohol y tardaban bastante u olvidaban los tragos, nos tocó que nos trajeran tequila (que detestamos) en lugar de nuestro vodkita; la barman, Talía es medio noobie y lenteja para servir tragos, pero tenía el plus de un gran escote que se agitaba mientras zangoloteaba las botellas.
La seguridad medio mamona como en todos lados, pero nada ojete, el pedo es que cuando cierran, cierran y les vale madres si dejaste adentro a tus amigos, tus tragos, tu chamarra o lo que sea, cuando el gordo cierra la puerta ya nadie entra.
En general la fiesta estuvo dos tres, nada que sea recordable a no ser porque le di unos besos a la chica que me trae babeando, pero eso a ustedes qué.
No se ve un lugar demasiado pro pero sí adecuado para que una banda de verdad toque y se arme un buen desmadre, a ver si duran más de seis meses.
Yo le doy dos palomitas de cinco posibles.
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